Pátzcuaro, Michoacán, 25 de mayo de 2024 — En el convento de la Basílica de Nuestra Señora de la Salud, un grupo de monjas dominicas ha asumido la noble tarea de proteger al Achoque, una especie endémica de los lagos de Pátzcuaro y Zacapu que enfrenta un alto riesgo de extinción.

El Achoque, conocido como el primo michoacano del Ajolote, ha visto su población disminuir drásticamente en los últimos años debido a la contaminación y pérdida de hábitat. La labor de estas religiosas se ha vuelto crucial para la supervivencia de este peculiar anfibio.

Las monjas no solo cuidan de estos animales en cautiverio, sino que también trabajan en programas de reproducción y reintroducción para tratar de aumentar su número en la naturaleza. Su dedicación y esfuerzo han sido reconocidos por científicos y conservacionistas, quienes consideran vital su trabajo para evitar la desaparición de esta especie.

«Estamos comprometidas con la preservación del achoque porque es parte de nuestro entorno y nuestra responsabilidad como cuidadoras de la creación de Dios», comentó la hermana María del Rosario, una de las encargadas del programa de conservación.

En Michoacán, la protección del achoque no solo es una cuestión ambiental, sino también cultural. Este animalito es un símbolo de la biodiversidad de la región y su desaparición significaría una pérdida irreparable para el ecosistema local.

La comunidad espera que los esfuerzos de las monjas dominicas inspiren a más personas a involucrarse en la conservación del Achoque y de otras especies en peligro, fomentando una mayor conciencia sobre la importancia de proteger la rica biodiversidad de Michoacán.

Con imágenes de DronesMichoacan