Apatzingán, Michoacán. — 28 de octubre de 2025

Esta mañana se llevó a cabo una reunión de alto nivel entre representantes del sector citrícola del Valle de Apatzingán y autoridades de los gobiernos federal y estatal, con el propósito de atender la creciente ola de violencia, extorsión y amenazas que afecta a los productores de limón en la región.

Encabezaron el encuentro el titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Omar García Harfuch; el gobernador de Michoacán, Alfredo Ramírez Bedolla; y el titular de la fiscalía estatal, Carlos Torres Piña. 

Temas abordados y peticiones del sector

Durante el diálogo, los productores limoneros expusieron su “inquietud” respecto a la operatividad de grupos criminales que imponen cuotas de extorsión, cobran “derecho de piso” y han protagonizado asesinatos de líderes del gremio en la zona. 

En particular, se abordó el reciente homicidio de Bernardo Bravo Manríquez, líder de los citricultores locales, hecho que según las autoridades no quedará impune. 

Por su parte, Harfuch adelantó que las operaciones de seguridad se reforzarán, con mayor coordinación entre fuerzas federales, estatales y la investigación de inteligencia. 

Compromisos y próximos pasos

Se acordó intensificar los mecanismos de inteligencia, la investigación de la extorsión en el sector y la protección de los productores.  El gobierno del estado y la federación reconocieron que la región de Tierra Caliente requiere especial atención debido a su vulnerabilidad frente al crimen organizado, especialmente en el mercado del limón.  Se estableció dar seguimiento a denuncias presentadas por productores y consolidar una mesa permanente de contacto para evaluar avances.

Contexto: la cotidianidad de una crisis

La industria limonera de Michoacán enfrenta desde hace tiempo un escenario complejo: bajos precios, alta producción, pero también presión de grupos delictivos que se infiltran en la cadena productiva del cítrico. 

La situación se volvió más grave con el aumento de cobros de extorsión en Apatzingán y municipios cercanos, y la denuncia de que muchos productores han sido obligados a negociar con delincuentes por falta de protección robusta. 

Significado de la reunión

Este encuentro marca un giro importante: las autoridades tanto federales como estatales están reconociendo explícitamente que la producción agrícola —y en particular la citricultura del limón— no es ajena al problema de inseguridad en Michoacán, sino una de sus víctimas directas. El sector agrícola pide no solo medidas de protección, sino también certeza legal, financiera y operativa para poder continuar trabajando sin amenazas.

Para los productores limoneros del Valle de Apatzingán, la reunión representa una puerta abierta, pero también un punto de partida. El verdadero reto será que los compromisos se traduzcan en hechos: detenciones de los responsables, disminución real de la extorsión, y restablecimiento de la normalidad en la actividad agrícola de la región.